Sin foto política y sin gobernadores se dio de baja la vigilia de Tucumán



El acto patrio por el 9 de Julio fue suspendido por razones climáticas, pero también evidenció la falta de respaldo político. Solo dos gobernadores confirmaban su presencia y la convocatoria generó malestar en las provincias por la frialdad del protocolo presidencial.




El presidente Javier Milei canceló su viaje a Tucumán por la densa niebla que afectó los vuelos en gran parte del país, impidiendo la partida del avión presidencial y dejando sin efecto el acto previsto por la vigilia del 9 de Julio. Sin embargo, más allá de la imposibilidad técnica, la suspensión dejó al descubierto un gesto político significativo: el evento, que debía ser un nuevo encuentro formal entre Milei y los gobernadores, ya estaba virtualmente desierto antes de que se anunciara su cancelación.

De los 24 mandatarios provinciales, solo cuatro habían confirmado su asistencia, y fuentes cercanas al armado oficial reconocen que en realidad solo se esperaba la presencia efectiva del anfitrión, Osvaldo Jaldo (Tucumán), y de Raúl Jalil (Catamarca). La baja convocatoria fue leída por analistas y dirigentes del interior como una muestra de la creciente distancia entre el Gobierno nacional y las provincias, en un momento en que se profundiza la disputa por los recursos fiscales.

Los gobernadores hicieron trascender su malestar por el modo en que fueron convocados al acto: aseguran que la invitación se cursó de manera protocolar y distante, sin llamados directos ni gestos políticos más cálidos por parte del presidente o su entorno. Para muchos, fue una muestra más de la falta de diálogo fluido entre la Casa Rosada y los territorios, a pocas horas de que una veintena de gobernadores e intendentes planeen llevar al Congreso un reclamo conjunto por los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la distribución del impuesto a los combustibles.

En ese contexto, la cancelación del acto patrio no fue solo un traspié logístico, sino también un hecho cargado de simbolismo político. Milei no solo perdió la oportunidad de mostrarse junto a los jefes provinciales en una fecha institucional clave, sino que expuso una fractura que se profundiza con vistas a las elecciones de octubre, en las que el oficialismo nacional busca afianzar su proyecto sin el respaldo visible del poder territorial.