Boca se va del Mundial de Clubes con sabor amargo y sin victorias



El empate 1-1 ante Auckland City selló una eliminación que expuso nervios, falta de ideas y una imagen opaca frente a un rival claramente inferior.



Boca Juniors cerró su paso por el Mundial de Clubes con un empate que dejó más frustración que alivio. Fue 1-1 ante Auckland City, el equipo más débil del torneo, en un partido donde la ansiedad, las decisiones apresuradas y la falta de creatividad se impusieron sobre las buenas intenciones. El conjunto de Miguel Ángel Russo no logró nunca acomodarse ni encontrar caminos claros frente a una defensa sólida pero limitada.

Pese a tener la pelota casi todo el partido, Boca abusó de los centros sin destino y chocó contra un bloque defensivo cerrado. El único gol xeneize llegó en el primer tiempo, cuando un cabezazo de Lautaro Di Lollo rebotó en el palo y luego en el arquero neozelandés, que terminó metiendo el balón en su propio arco. Poco después, Auckland City sorprendió con el empate tras su primer córner del partido, con un cabezazo de Christian Gray. Fue el primer gol del equipo oceánico en el torneo, y el golpe final para las ilusiones de Boca.

Aún con tres tiros en los palos y el dominio territorial, Boca no logró imponerse. El desarrollo del juego se vio alterado por una suspensión de casi una hora debido a una tormenta eléctrica en Nashville, pero ya era tarde: el triunfo de Benfica ante Bayern Múnich, que se jugaba en simultáneo, lo dejaba fuera del certamen.

El regreso al campo fue deslucido. Boca, ya eliminado, no encontró forma de cambiar la imagen ni el resultado. Se despidió del Mundial sin victorias, con apenas un gol a favor y con la sensación de haber desperdiciado una oportunidad. El empate, en este contexto, fue una derrota emocional para el plantel y sus hinchas.