El empleo informal alcanza al 42% de los trabajadores en el país.

Un nuevo estudio reveló que casi 9 millones de personas ocupadas en Argentina trabaja de forma precaria, sin aportes ni derechos básicos garantizados. La cifra impacta especialmente entre cuentapropistas y asalariados del norte del país, donde las tasas de informalidad superan el 50%.
La informalidad laboral sigue siendo uno de los principales desafíos estructurales del mercado de trabajo argentino. Según un relevamiento reciente, el 42% de las personas ocupadas en el país trabaja sin aportes, cobertura médica ni derechos garantizados por ley.
La cifra, que surge del último informe de Argendata, un sitio de datos de FUNDAR curado por Daniel Schteingart, equivale a unos 8,8 millones de trabajadores, de los cuales 5,5 millones son asalariados que no reciben aportes por parte de su empleador, y 3,3 millones son trabajadores no asalariados, como cuentapropistas o patrones, que tampoco están registrados en el sistema previsional.
Entre los asalariados, la tasa de informalidad es del 36%, pero se eleva al 57% entre los trabajadores independientes. Dentro de este último grupo, los cuentapropistas alcanzan una informalidad del 62%, mientras que los patrones, generalmente dueños de pequeñas empresas, presentan una tasa inferior al 20%. Uno de los factores clave que explican esta situación es el tipo de actividad económica. Las tasas de informalidad son bajas en sectores como el petróleo, la minería, las finanzas o los servicios profesionales, donde se mantienen por debajo del 15%.
En cambio, en sectores como el agro, la construcción, la gastronomía o el trabajo doméstico, más del 60% de los trabajadores no están registrados. También hay diferencias marcadas según la región. Las provincias del Norte Grande muestran las mayores tasas de informalidad asalariada. En Salta, Santiago del Estero y Tucumán, más de la mitad de los asalariados no están registrados. Estas zonas se caracterizan por tener un PBI per cápita bajo, escasa densidad empresarial y una economía fuertemente vinculada a actividades con alta informalidad.
Por el contrario, las provincias patagónicas y la Ciudad de Buenos Aires muestran niveles significativamente más bajos. En Santa Cruz, Tierra del Fuego o Neuquén, la informalidad asalariada es menor al 20%, gracias a la presencia de grandes empresas, industrias intensivas en capital y un entramado productivo más formalizado.
En la Ciudad de Buenos Aires, la elevada densidad de empresas legales, la presencia de sectores de servicios de alto valor agregado y el mayor poder adquisitivo también empujan al empleo hacia la formalidad. Históricamente, la informalidad en Argentina ha tenido altibajos.
En los años ochenta, el 27% de los asalariados estaba en negro. Esa cifra llegó al 49% después de la crisis de 2001. Luego descendió entre 2003 y 2011, acompañando el crecimiento económico y políticas de inclusión laboral. Sin embargo, desde 2015 volvió a incrementarse y actualmente se ubica en torno al 36% entre asalariados.