El Gobierno postergó la reforma laboral por falta de votos y la llevará al Senado en febrero



Ante la imposibilidad de reunir apoyos suficientes, el oficialismo decidió frenar el debate de la reforma laboral y trasladar su tratamiento al 10 de febrero de 2026, con un dictamen abierto a eventuales modificaciones.



El Gobierno nacional resolvió postergar el tratamiento de la reforma laboral luego de constatar que no contaba con los votos necesarios para aprobarla en el Senado. La decisión fue confirmada por Patricia Bullrich, jefa del bloque de La Libertad Avanza en la Cámara alta, quien anunció que el proyecto será debatido recién el 10 de febrero de 2026.

Bullrich explicó que se avanzó en la firma de un dictamen abierto a cambios, con el objetivo de sumar respaldos antes de llevar la iniciativa al recinto. La estrategia apunta a ganar tiempo y habilitar nuevas negociaciones en un escenario parlamentario marcado por la falta de consensos y el rechazo de distintos sectores políticos y sindicales.

Según fuentes legislativas, la postergación respondió a la certeza de que el proyecto enfrentaba una derrota segura si era tratado en lo inmediato. En ese contexto, el oficialismo optó por frenar el debate y reordenar su estrategia para evitar un traspié político en el recinto.

El dictamen aprobado en comisión contempla algunas modificaciones menores, aunque desde el propio oficialismo admiten que el texto seguirá siendo revisado en las próximas semanas. La reforma impulsada por el presidente Javier Milei propone cambios profundos en el régimen laboral, entre ellos la flexibilización de contratos y despidos, la limitación de derechos adquiridos y la eliminación de la ultraactividad de los convenios colectivos.

La decisión de patear el debate para febrero reconfigura el escenario político y anticipa un verano de negociaciones intensas. Con el tratamiento nuevamente en suspenso, el proyecto vuelve prácticamente a punto de partida, en un clima de desconfianza entre bloques y con una fuerte resistencia social y sindical que sigue marcando el pulso de la discusión.