España rechaza la exigencia de Trump de destinar el 5 % del PIB a Defensa y prioriza el bienestar

Donald Trump pidió que los países de la OTAN, incluida España, eleven su gasto en defensa al 5 % del PIB, una cifra que representaría unos 80.000 millones de euros al año —más del doble de lo que se destina actualmente a pensiones no contributivas y supera la inversión en educación pública.
Ante este planteo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, respondió por carta rechazando la medida. Argumentó que un nivel de gasto tan elevado “es contraproducente” e “incompatible con el Estado del bienestar”, ya que comprometería el financiamiento de servicios esenciales como salud, educación y servicios sociales.
Desde Washington, Karoline Leavitt, portavoz de Trump, insistió: “queremos que todos paguen su parte”, sin reconocer que la paz no se compra como una cuota fija. La respuesta europea, sin embargo, ha sido un firme “no” a esa presión, que muchos consideran una forma de extorsión geopolítica encubierta.
El 5 % del PIB no es una cifra menor: implica renunciar a una parte sustancial del presupuesto destinado a derechos sociales. España ha priorizado una defensa equilibrada, en lugar de apostar por un rearme masivo. El mensaje es claro: los ciudadanos merecen que sus recursos se destinen a hospitales, escuelas y protección social.
El rechazo español se produce en un contexto global de tensiones bélicas, mientras las empresas de armamentos reportan récords en sus acciones. Pese a la presión, el Gobierno reafirma su apuesta por un modelo público centrado en la gente y no en los tanques.