Histórico fallo contra “La Mona” Jiménez: deberá pagar $92 millones a su hija no reconocida



Natalia Taddei Jiménez logró que la Justicia la reconociera como hija biológica del ícono del cuarteto y obtuviera una indemnización millonaria por daño moral y abandono. El juicio se inició en 2015 y marca un precedente en causas por filiación.



Carlos “La Mona” Jiménez, figura central del cuarteto cordobés, fue condenado por la Justicia a indemnizar con más de 92 millones de pesos a Natalia Taddei Jiménez, quien reclamaba su reconocimiento como hija desde hace una década.

El fallo establece una compensación de $40 millones por daño moral y casi $52 millones por pérdida de oportunidades, al comprobarse que el cantante evitó durante años entablar una relación o asumir responsabilidades como padre, a pesar de conocer su existencia.

Natalia, hoy de 40 años, nació de una relación entre Jiménez y Liliana Beatriz Echevarría a fines de los años ’70. Su madre tenía apenas 18 años cuando conoció al músico durante un viaje a Córdoba. Tras quedar embarazada, le comunicó la noticia al artista, pero él optó por no involucrarse, temiendo afectar su matrimonio.

Durante su infancia, Natalia tuvo escaso contacto con su padre y se enteró de su identidad gracias a su abuela. Décadas después, ya siendo madre, decidió iniciar un camino judicial para ponerle nombre a su historia. “Necesitaba una prueba científica que confirmara lo que siempre supe”, dijo en una entrevista reciente.

En 2021, un test de ADN ratificó el vínculo biológico. Ese mismo año, fue inscripta legalmente como Natalia Romina Jiménez Rufino. Sin embargo, los conflictos no terminaron ahí: según relató públicamente, desde el entorno del músico le ofrecieron el reconocimiento solo si renunciaba a sus derechos patrimoniales.

“La respuesta fue clara: ‘la plata, boluda’”, contó, en referencia a una conversación con allegados al cantante.

El fallo definitivo, fechado el 10 de junio de 2025, concluyó que Jiménez incumplió durante años con sus deberes como padre. La Justicia remarcó que Natalia fue privada de su identidad, sufrió consecuencias emocionales y no tuvo acceso a cuidados, alimentación ni vínculo afectivo alguno por parte de su progenitor.

Aunque la sentencia todavía puede ser apelada, la decisión abre la puerta para que Natalia acceda a la herencia de uno de los artistas más reconocidos del país. El caso vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la filiación no reconocida, la responsabilidad emocional de los padres y el rol de la Justicia en la reparación de derechos postergados.