Especialistas recuerdan que la vacuna antigripal es la principal herramienta para reducir complicaciones, hospitalizaciones y muertes por influenza. Insisten en aplicarla antes del invierno y ampliar la estrategia de inmunización a grupos que podrían estar más expuestos.

La vacunación antigripal vuelve a ocupar un rol central en la prevención de cuadros graves ocasionados por el virus influenza. Autoridades sanitarias y sociedades científicas remarcan que la aplicación temprana de la vacuna disminuye de manera significativa el riesgo de complicaciones, secuelas, hospitalizaciones y fallecimientos, especialmente en los grupos más vulnerables.

Según el Calendario Nacional de Vacunación, deben recibir la dosis anual los niños de 6 a 24 meses, personas gestantes y puérperas hasta los diez días postparto, mayores de 65 años, personas de 2 a 64 años con factores de riesgo, personal de salud y personal estratégico. Se recomienda que la aplicación sea oportuna, idealmente antes del inicio del invierno, cuando aumenta la circulación viral.

La Sociedad Argentina de Infectología (SADI) sugiere ampliar aún más la cobertura e incorporar a niños y niñas hasta los cinco años, adultos desde los 60, gestantes durante cualquier trimestre —o hasta los seis meses después del parto en caso de no haber recibido la dosis—, convivientes o cuidadores de personas en riesgo, personal de instituciones cerradas, viajeros, trabajadores del ámbito avícola y todas las personas mayores de seis meses que deseen evitar la gripe o sus posibles complicaciones.

Las autoridades sanitarias recalcan que mantener esquemas completos de vacunación es fundamental para disminuir el impacto de la influenza, especialmente ante la aparición de nuevas cepas que podrían incrementar la circulación del virus.

Redacción Infolar y Digital Norte