Cristina Fernández de Kirchner encabezó un encendido acto por el Día de la Resistencia Peronista y denunció persecución política

En un acto cargado de tensión y mensaje directos, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a la sede del Partido Justicialista en la calle Matheu para participar del homenaje a las víctimas de los fusilamientos de José León Suárez, en el marco del Día de la Resistencia Peronista.



Su presencia, en medio de la expectativa por un fallo inminente de la Corte Suprema en la causa “Vialidad”, marcó el inicio de una nueva etapa de confrontación abierta con el Poder Judicial y el Gobierno.

“Los argentinos tienen que saber que le están mintiendo. Todo el endeudamiento se multiplica todos los días y no lo pagan… creían que metiéndome presa solucionan, pero el pueblo estará cada vez peor”, afirmó ante una militancia que colmó el auditorio. La ex mandataria apuntó directamente contra lo que definió como un “gobierno judicial” y sostuvo que su situación judicial es utilizada como una herramienta de proscripción política.

En un tramo especialmente enérgico, se refirió al debate sobre las víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar. “Algo que me revienta: cuando discuten si son 30.000 o 9.000. Decímelo, ¿dónde están? Manga de descerebrados”, lanzó, en una defensa explícita de la memoria y los derechos humanos como bandera histórica del peronismo.

La convocatoria se dio mientras crece la tensión política ante la posibilidad de que la Corte Suprema confirme la condena que pesa sobre ella, lo que podría dejarla inhabilitada para competir electoralmente. En ese contexto, Cristina respondió: “Salió mi anuncio y se desataron los demonios. Comenzaron a pedir de todos lados que me metan presa… si estoy acorralada, ¿por qué no me dejan competir y me ganan?”.

En otro pasaje de su intervención, hizo un llamado a la unidad del peronismo: “Necesitamos mucho trabajo y solidaridad, nadie va a creer que lo somos si nos despedazamos entre nosotros… volvamos a ser militantes políticos”. El mensaje, claro y directo, estuvo dirigido a una dirigencia tensionada por internas y reconfiguraciones.

La reacción del peronismo no se hizo esperar. Desde el Instituto Patria se declaró un “estado de alerta y movilización”, y el gobernador bonaerense Axel Kicillof salió rápidamente a respaldarla con un mensaje contundente: “¡Basta de perseguir a Cristina, basta de odio contra el peronismo!”.

El discurso de Fernández de Kirchner no sólo fue una defensa personal frente a la embestida judicial, sino también un intento de reorganizar al peronismo en torno a su figura, de cara a un escenario incierto. Con una estrategia que combina actos, declaraciones, respaldo territorial y movilización, la ex presidenta busca reinsertarse en el centro del tablero político, en medio del temor creciente dentro de su espacio a una eventual proscripción.