
El nuevo esquema cambiario desató volatilidad en el tipo de cambio aunque sin una devaluación fuerte ni un salto inflacionario de magnitud el mercado ya proyecta que en mayo el dólar volverá a correr desde atrás
La modificación del esquema cambiario implementado por el Gobierno generó un nuevo equilibrio en la disputa entre el dólar, la inflación y las tasas de interés. Si bien la volatilidad aumentó y el “crawling peg” fue abandonado, la suba del tipo de cambio oficial fue moderada y no provocó un salto inflacionario como se temía. El mercado prevé que durante mayo, la divisa se moverá por debajo tanto del alza de precios como del rendimiento de las colocaciones en pesos.
En abril, el equipo económico liderado por Luis Caputo desechó la política de ajuste cambiario del 1% mensual y pasó a un sistema de bandas flotantes. Dentro de ese nuevo marco, el Banco Central no intervendrá mientras el dólar se mantenga en el rango establecido inicialmente entre $1.000 y $1.400. Hasta ahora, esa condición se cumplió, aunque no se descarta que la autoridad monetaria comience a comprar divisas para cumplir metas pactadas con el FMI.
El tipo de cambio mayorista cerró el mes con un avance de 8,9%, un dato que, aunque relevante, quedó por debajo de lo esperado. Esta dinámica, combinada con la entrada de divisas por la cosecha gruesa, alimenta las proyecciones de calma cambiaria para las próximas semanas.
Los contratos de dólar futuro negociados en Matba Rofex prevén un alza de apenas 2,3% para mayo, y de entre 1,5% y 2,3% en los meses siguientes. Se trata de cifras que no alcanzan a igualar el ritmo inflacionario estimado por las consultoras privadas, que colocan el piso del IPC cerca del 3% mensual.
En abril, la inflación habría sido similar o levemente inferior a la de marzo, que fue de 3,7%. Eco Go estimó un 3%, PxQ marcó 3,1% y C&T calculó 2,7%, mientras que Analytica proyectó 3,8%. Para mayo, el impacto rezagado de la devaluación, sumado a subas previstas en tarifas de luz y gas, hace poco probable que la inflación baje significativamente de ese umbral.
Por el lado de las tasas, los plazos fijos en los bancos comerciales ofrecen actualmente un rendimiento del 30,8% nominal anual, equivalente al 2,6% mensual. Sin embargo, las letras del Tesoro licitadas recientemente, con vencimientos en agosto y septiembre, fueron adjudicadas con tasas anuales de entre 36% y 38%, lo que representa un retorno mensual de hasta 3,2%. Estos instrumentos, entonces, superan tanto la devaluación proyectada como, en algunos casos, la inflación esperada.
La política cambiaria del Gobierno logró contener el impacto inmediato de la liberalización parcial del cepo, y aunque el dólar se movió con más libertad, aún no representa una amenaza clara frente a otras variables clave. La gran incógnita sigue siendo si este equilibrio es sostenible sin un fortalecimiento real de las reservas del Banco Central.